miércoles, 15 de agosto de 2012

Festival Internacional de Santander

JUEVES 16 DE AGOSTO
A las 21:00 H. en la Iglesia de Santa María de los Ángeles.
ELENA CECCONI, flauta
FEDERICO BRUNELLO, piano
Widor: Suite op. 34/Poulene: Sonata
Enesco: Cantabile e Presto/Prokofiev: Sonata n.º 2 op 94

HISTORIA DEL FESTIVAL
El Festival nació de la necesidad de dar una oferta cultural a los estudiantes extranjeros que acudían a la UIMP, iniciándose en 1948 unas actividades musicales en el claustro del seminario de Corbán, en el atrio del Hospital de San Rafael -hoy sede de la Parlamento de Cantabria- y en la Península de la Magdalena, lugar donde unos años antes, la "Barraca" de García Lorca habla recogido experiencias de gran fervor social en su deseo de "sacar la cultura a la calle". 

En 1952, y gracias al impulso de Ataulfo Argenta y del que fue primer director del festival santanderino José Manuel Riancho, se crea la Plaza Porticada, considerada por todos durante cuarenta años la "plaza mayor de la música" en España. Tenderete de día, y escenario mágico y único por la noche, por ella han desfilado los más grandes artistas del siglo XX, tanto de la música como de la danza y el teatro. Durante sus 38 años de historia fue el eje sobre el que se vertebraba toda la oferta cultural de la región, centrada, casi exclusivamente, en su mes de actividad. La Plaza Porticada se clausuró el 30 de agosto de 1990 con la participación de la Orquesta de Cámara de Noruega y Mstislav Rostropovich. El Palacio de Festivales es su heredero y desde 1991 acoge el Festival Internacional que, gracias a este nuevo marco escénico, ha podido ampliar su oferta artística, introduciendo la ópera y los grandes ballets en su programación. 

En la actualidad, y desde 1979 es director del FIS José Luis Ocejo, bajo cuya dirección el festival se ha ramificado por los lugares más señeros e importantes de la región, creando todo un enramado cultural que convierte a Cantabria en una gran fiesta estival bajo el denominador común de las artes. 

El festival siempre ha elaborado una oferta artística que contenga un fuerte atractivo para distintos sectores de la ciudadanía, intentando satisfacer las demandas de los aficionados más exigentes y de todos aquellos que quieran disfrutar de eventos artísticos de calidad. Por ello, el Festival Internacional de Santander busca sobre todo el equilibrio entre las manifestaciones más tradicionales con aquellas tendencias más vanguardista e innovadoras, características éstas que han dado forma a sus señas de identidad. 

Otro de sus rasgos definitorios es su vocación aperturista. Además de su sede principal, el Palacio de Festivales de Cantabria, las actividades se extienden por toda la región, ofreciendo conciertos en los marcos históricos de Cantabria, iglesias y edificios de rica arquitectura e historia. Todo ello hace que el Festival Internacional de Santander se convierta en el dinamizador de la vida social y cultural de esta región, y sirve de polo de atracción para personas procedentes de otros lugares. 

Es, junto con el de Granada, el más antiguo de cuantos se celebran en nuestro país, y también el de mayor duración: más de treinta días trepidantes, llenos de música, danza, teatro, recitales, etc. Miembro de la Asociación Europea de Festivales con sede en Ginebra, y a la que están adheridos los principales festivales del mundo como el de Salzburgo, Florencia o Verona por poner varios ejemplos, hace que su nombre sea respetado y seguido con interés en los ambientes culturales de Europa y América. 

Larga y prolija es la lista de artistas de alto relieve que han actuado en alguna de las ediciones de la amplia historia del FIS, pero sin duda se puede afirmar que el numeroso público de este Festival ha podido disfrutar de la presencia de los más relevantes artistas de todos los ámbitos de las artes escénicas del mundo. 

Además de lo meramente artístico, el Festival Internacional de Santander se celebra en una de las regiones más visitadas durante los meses de verano, Cantabria, que ofrece a los turistas una perfecta combinación entre naturaleza, arte y cultura, convirtiéndola en un destino vocacional de primer orden, elegido por un turismo exigente y de calidad.

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