Mareas que resuenan
con bellas huestes blancas
que tiñen los silencios
y que hablan de distancia.
Las barcas de tristeza
las lágrimas redaban,
y brumas sin colores
y el viento de nostalgia.
Los faros con sus luces
reparten cielo y agua...,
y vuelven a los puertos
seguros, con más calma.
Los mares de mi costa
arrullan esperanzas
y flotan en sus aguas
sirenas en las albas.
Acogen en su fondo
mil pecios y añoranzas
que pintan superficies
con aves y olas blancas.
Se calan las arenas
de sol, de luna y barcas,
y rasga en esa costa
a sus remeras blancas.
Y tiñen las congojas,
que ya apagaron fraguas,
y el mar trajo a la arena
lo que ya no hace falta.
Y anuda en cada boca
de sangre enamorada,
lo que marcado a fuego
se viste de distancia.
Hay olas, cielo y viento,
amor, marea y barca,
el faro, pescadores,
gaviotas, costa y playas.
Y cubren los naufragios,
calmándose las aguas
y limpia el horizonte
de amor en lontananza.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
5-X-2014
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