SONETO EMBRIAGADO
Con los ojos cerrados y durmiente,
despertome el movimiento en la noche,
tropezasteis de pronto por fantoche,
y jurando, seguisteis torpemente.
Por el ruido y el susto, es evidente,
mi cabello enredóse con derroche,
agarréme a la tranca del birloche
y al trancazo, rompíle casi un diente.
De tanta fuerza os visteis sorprendido,
que cayendo de bruces vos quedaste;
sin querer, ese daño os he infligido.
En una hora, por fin me has conocido,
mil perdones pedísteme y rogaste
a pesar de ese labio ennegrecido.
despertome el movimiento en la noche,
tropezasteis de pronto por fantoche,
y jurando, seguisteis torpemente.
Por el ruido y el susto, es evidente,
mi cabello enredóse con derroche,
agarréme a la tranca del birloche
y al trancazo, rompíle casi un diente.
De tanta fuerza os visteis sorprendido,
que cayendo de bruces vos quedaste;
sin querer, ese daño os he infligido.
En una hora, por fin me has conocido,
mil perdones pedísteme y rogaste
a pesar de ese labio ennegrecido.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
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