DEMENCIAL
El crimen del maltrato.
Se dejaba llevar
por un río sin fin
hacia el mar infinito
de un amor moribundo.
Su temor
era un bosque quemado,
y aquel musgo ceniza
era el lecho del abuso continuo…
El suspiro del viento
enredó la ilusión asfixiada,
por un ser que dañaba
su cuerpo
y su alma.
La esperanza partió
por aquel río gris
y en el viento candente
ella sola expiró,
sin más meta que un mar
despojada de orillas…
Y no pudo salvar
ni siquiera un suspiro.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
19-III-2014
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