La perfección de la noche unió en belleza
a la luna creciente
que bebió los vientos
por sus amores,
aquí en la Tierra, madre,
y allá en el cielo,
hizo soñar sin sedas
en noches claras.
El sol era el cariño
de eterna vida
con la gran esperanza
de amanecerse, madre,
de amanecerse,
y en el azul del lecho
hizo su alcoba...
Ay, belleza creciente
que te bañaste
y secaste el cabello
con los cometas,
y fueron los dos astros
bellas sonrisas
donde siempre se unieron
lunas y soles.
- ¿Dónde la luna, padre?
Donde la luna.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
7-XII-2013
Fotografía- Marisa Aurrekoetxea
Ruinas, San Vicente de la Barquera.
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