viernes, 21 de septiembre de 2012

CITA A OJOS CERRADOS



Había de llevar dieta y el repollo era la única alternativa durante todo el año, las demás verduras eran estacionales. Acudía a esa cita diaria con los ojos cerrados.    
Años y años con esa ración delante de mí.
Le odiaba!
Me le envolvían y disfrazaban en tortilla, poniéndole encima alguna cucharada de otras comidas apetecibles o, en ensaladas, sopas, etc. Opciones que aumentaban su volumen vomitivo.
Repollo quiere decir dos veces pollo, ¿por qué, sin embargo, en mi plato se convertía en ese odioso vegetal? Me hubiera gustado ser miembro de la Real Academia Española de la Lengua; hubiera hecho desaparecer esa afección y con ella, el odiado repollo; una vez prescrita no le vería nunca más.
Al crecer deseché esa opción...
Era mi pesadilla de despierto.
A veces tenía sueños agradables con el repollo. Soñaba que el repollo era de hoja caduca y que se quedaría en tallo durante seis meses. ¡Seis!...
Creo que tengo los ojos verdes de tanto comer repollo.
Estoy en el camino de la vejez y sigo odiándole.

Esa inquina me devuelve a la niñez y a las excitantes citas a ciegas; ¡no hay mal que por bien no venga!
Ángeles Sánchez Gandarillas
20-IX-2012

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